De Tokio al Fuji
Viaje realizado en invierno de 2008.
Os escribo esta entrada a toda leche, y no quiero decir que esté escribiendo rápido -el mini teclado del eeepc me lo impide- sino que voy en un tren bala de Tokio a Hakone, un pueblo en lafalda del Monte Fuji, en Japón claro.
Cuando un friki visita Tokio, su viaje sólo puede empezar por un lugar:
Akihabara
Akihabara es el barrio tecnofriki de la -seguramente- ciudad más tecnofriki del mundo.
Originalmente había sólo un mercadillo -que todavía es- de componentes de electrónica: cables,conectores, testeros, y lucecitas de colorines.
A medida que fueron pasando los años, las tiendas y moles de electrónica e informática se fueron amontonando -literalmente- a su alrededor. Y por algún motivo que se me escapa -quizás por afinidad freak- las tiendas de Manga se solaparon.
Ahora el barrio es una locura infernal de manga, tecnoferralla, frikis vestidos de formas estrafalarias (y cuando digo estrafalarias quiero decir estrafalaria) y lucecitas de colores, muchas lucecitas de colores.
El problema es que muchos de los productos que venden aquí son japón-específicos. Y los que son aptos para consumo occidental ya los tengo
Paradojas del Yen
Antes de partir estuve charlando - canjeando correos- con el maestro Mario sobre qué objetivo nuevo me había de auto-regalar en Navidad.
Escogí un Canon EF-S 17-85 f4-5.6 IS (ya te contaré que significa Raimón, pero cada letra y cifra tiene un significado);), que en España aún no había llegado (al menos hace un mes).
En Amazon cuesta unos 450 $ así que pensé que aqui en Japón costaría algo menos. Ay la às! "Mi oso en un pongo".
Este trozo de vidrio cuesta unos 73000 Yen, casi 600 € al cambio !!! Así pues como dirían mis antepasados franceses: Merde! Tendré que esperar a volver a casa y encargar el vidrio por Amazon.
Mientras haré las fotos con el objetivo incluido en el kid de la canon eos 400D, altrement conocido como "El pisapapeles"
Canelones de San Esteban
Yokohama es un barrio-ciudad a unos 40 minutos en tren de Tokyo Station.
Allí hay un Chinatown muy colorido -y con lucecitas de colores- donde se amontonan restarurantes chinos -pero los buenos, no los dispensadores de rancho occidentalizado que tenemos habitualmente en Barcelona, con algunas excepciones.
Escogimos un restaurante cantonés (sí, Honk Kong, Dim Sum hecho a mano 😀) para poder comer los canelones de San Esteban.
Informa Ludo desde Hakone, Japón.

