Viaje realizado en 2002.

Continuamos hablando de la ciudad de Isfahan y de sus numerosos monumentos. Uno de los paseos que más recuerdo fue atravesar el puente de Pol-e Khaju y pasear por el parque que se encuentra justo al lado. Ya había visto algún documental sobre Isfahán y recordaba las imágenes de este puente y del parque, sin duda el más hermoso de la ciudad. El puente es una obra maestra de la arquitectura safávida, está formado por dos niveles de terrazas coronadas con arcos. En el nivel superior hay unos pavellones con vistas al río. El puente de Pol-e Khaju atraviesa el rio Zayandeh que atraviesa la ciudad de Isfahan. De hecho, la ciudad cuenta con más de 10 puentes que permiten atravesar el río. Estos puentes cuentan con un sistema de compuertas que permiten regular el flujo de agua, muy necesario si se tienen en cuenta las altas temperaturas y la baja pluviometría del verano. Otro de los puentes de origen safávida que visitamos es el Sio Seh Pol o el puente de los 33 arcos.

El barrio armenio de Isfahan conocido como nuevo Jolfa data de principios del siglo XVII cuando numerosos armenios se instalaron en la ciudad. Este barrio se unía a la parte musulmana a través del puente de Sio Seh Pol. En el barrio armenio merece la pena visitar la catedral de Vank que cuenta con una rica decoración interior.
 
 
Otro de los atractivos de Isfahan son sus palacios. Nosotros visitamos el palacio de Chehel Sotum o palacio de las 40 columnas. El recinto del palacio tiene un estanque donde antaño se reflejaban las columnas del palacio. Lamentablemente cuando nosotros lo visitamos el estanque estaba vacío.
En pleno centro de la ciudad se puede visitar el jardín del hotel Abassi, según nos dijeron, uno de los mejores hoteles de la ciudad. El hotel ocupa la estructura de un antiguo caravanserai del siglo XVII. Al norte de la plaza del imán es imprescindible la visita de la mezquita del viernes o mezquita Jame. Esta mezquita cuenta con 4 iwanes y el mayor patio del país.

Por último, en las afueras de la ciudad se encuentran los famosos minaretes vibrantes, situados en una pequeña mezquita de origen mongol del siglo XIV. La gracia de los minaretes es que vibran al ser movidos con fuerza. La vibración de un minarete se traslada enseguida a su gemelo. Según parece se trata de una técnica de construcción contra terremotos.