En esta entrada os explicaremos que hicimos los dos primeros días en el valle del Loire. El primer día llegamos después de comer a la ciudad Real de Loches en coche. El segundo día por la mañana visitamos el castillo de Chenonceau y por la tarde el precioso pueblo de Montrésor.

Ciudad Real de Loches

Loches es una ciudad famosa en el Loire por diversos motivos. No es una ciudad con un castillo, sino una ciudadela. El origen de esta ciudadela se remonta a la Edad Media. Loches es una de las pocas ciudades francesas que conservan 2 Km de murallas más una torre del homenaje y una residencia real. Por Loches pasaron personajes famosos como Ricardo Corazón de León o Juana de Arco.

Tras nuestra llegada a Loches aparcamos junto a los jardines públicos. Conseguimos un mapa con un itinerario recomendado por la ciudadela que es el que seguimos.

 

A destacar:

Torre del homenaje. Es una de las muestras de arquitectura medieval mejor conservadas de Francia. Este imponente edificio tenia finalidad defensiva y también residencial. Entre los siglos XV y XX fue una cárcel. Alrededor de la torre del homenaje se conservan unos jardines de origen medieval.

La Residencia Real cuenta con unas terrazas con vistas al río Indre. El castillo es de estilo gótico. Aquí, Juana de Arco conoció al futuro rey de Francia Carlos VII. Tras una guerra civil y el tratado de Troyes, el Rey de Inglaterra se convirtió en el heredero de Francia. Esta situación cambió con la intervención de Juana de Arco, que ayudó a Carlos VII (hijo del Rey VI el loco) a reclamar el trono francés.

 

Castillo de Chenonceau

El Château de Chenonceau, también conocido como el castillo de las damas es uno de los más famosos del Loire. También era uno de los castillos que más deseaba visitar desde que vi el documental de Monty Don en la BBC sobre los jardines franceses.

En uno de los episodios dedicados a los jardines franceses, Monty Don visita los jardines de Chenonceau, Villandry, Versailles y Vaux le Vicomte.

Información práctica sobre el castillo de Chenonceau:

  • Cuenta con aparcamiento gratuito
  • Se pueden comprar las entradas por adelantado.
  • En 2021, antes de pasar a comprar las entradas era necesario reservar la hora de visita del interior del castillo. Esto se puede hacer en unas máquinas en la entrada. La entrada te permite visitar el interior del castillo, así como los jardines, el bosque, la botica, la bodega, el antiguo hospital y el huerto (potager).
  • También en 2021, antes de comprar las entradas fue necesario presentar el pase sanitario o pasaporte de vacunación contra el covid antes de entrar.
  • Como es un castillo muy visitado, es recomendable visitar el castillo temprano para evitar aglomeraciones.

El castillo de Chenonceau está construido sobre el río Cher, uno de los afluentes del Loire. Data del siglo XVI aunque anteriormente existía en este emplazamiento un fortaleza medieval.

Por Chenonceau han pasado y vivido multitud de personajes ilustres, principalmente damas.

La primera gran dama fue Katherine Briçonnet, esposa de Thomas Bohier, ministro de finanzas del rey Francisco I. Esta dama fue la primera directora de las obras del castillo. El castillo fue construido imitando un antiguo palacio veneciano.

Más adelante, el rey Enrique II donó chenonceau a su favorita, Diana de Poitiers. Durante su estancia en el castillo Diana construyó unos jardines formales y el puente sobre el Cher.

Tras la muerte del Rey Enrique II, su viuda y regente, Catalina de Medicis, reclamó Chenonceau. Durante su estancia en Chenonceau Catalina hizo construir otros jardines formales y la galería de doble piso sobre el puente.

Después vivieron aquí, Luisa de Lorena viuda del rey Enrique III (hijo de Catalina y Enrique II) y Louis Dupin. De esta última hay que decir que vivió en la época de la Ilustración y convirtió Chenonceua en el lugar donde tenían lugar las reuniones con filósofos y pensadores de la época como Voltaire, Rousseau o Montesquieu.

La visita al castillo

Nosotros empezamos visitando el interior del castillo para evitar las aglomeraciones de gente. A continuación, visitamos los jardines de Catalina de Medici y Diana de Poitiers. De allí nos dirigimos a las bodegas y botica que Catalina de Medicis creó. Justo detrás, está el jardín verde. Siguiendo el mapa nos dirigimos al jardín de Russell Page y a la galería de las carrozas. Finalmente visitamos el “potager” o huerto y de allí nos fuimos al laberinto.

 

 

¿Qué hacer en los alrededores?

Desde el próximo pueblo de Chisseaux, se puede alquilar una canoa para navegar por el Cher y ver Chenonceau desde el río. Otra alternativa es hacer una visita en barco colectivo.

Montresor

Por la tarde visitamos el pequeño pueblo de Montrésor. Montrésor pertenece a la asociación de pueblos más bonitos de Francia. En Montrésor nos gustó especialmente pasear por el Balcón del Indrois, un camino junto al río donde abundan las obras de arte improvisadas. Desde aquí tendréis fantásticas vistas del pueblo. A continuación, paseamos por el pueblo hasta llegar al castillo que data del siglo XI, aunque fue remodelado más tarde durante el Renacimiento.

 

 

En nuestro paseo encontramos un cartel que explicaba la leyenda siguiente:

El rey Gontran y su escudero cabalgaban por el vasto bosque, cuando, exhaustos y sedientos, se detuvieron y se quedaron dormidos al pie de la roca. El joven escudero estaba soñando con una joven princesa que era demasiado rica para él, cuando, al salir de su sueño, vio un pequeño lagarto en la cara de Gontran:

Por nuestra Señora, ¿quién está tirando de mi carro? Dijo Gontran.

Es un vilano señor dijo el escudero, señalando al lagarto, le cortaré el cuello.

¡Que San Jorge te detenga! dijo el príncipe. ¡Mirar! El animal nos mira mientras huye, y sus ojos esmeraldas nos invitan a seguirlo. En ese momento, el lagarto se deslizó por una pequeña grieta en la roca. Cuando regresó, ¡estaba lleno de oro!

El príncipe y su escudero ensancharon el pasadizo y encontraron un túnel donde se escondía un fabuloso tesoro. Con estas riquezas, Gontran construyó un castillo en la colina que se convirtió en el monte del tesoro, ¡Montresor!.

Y también sucedió que el sueño romántico del escudero se hizo realidad, porque se