¿Os habéis preguntado alguna vez por qué los medios de comunicación están plagados de malas noticias o sucesos en vez de buenas noticias?. ¿Es qué no pasan cosas buenas en el mundo? ¿Es que todo va cada vez peor?. La respuesta a estas preguntas es no. Pero los medios de comunicación saben que para captar nuestra atención tienen que ofrecer noticias negativas o pesimistas. Y estas noticias que nos ofrecen afectan a nuestra conducta a la hora de decidir donde pasaremos nuestras vacaciones.

¿Por qué?

Pues eso es lo que yo no sabía. Aunque era consciente de que los medios de comunicación nos bombardean a diario con malas noticias no conocía el motivo. Hasta que ley, Abundancia de Peter Diamandis, un libro que recomiendo leer. Y una de las secciones del libro que llamó mi atención, fue la que explicaba porque los medios de comunicación publican más noticias pesimistas que positivas.

El motivo, es que las malas noticias captan la atención de nuestra amígdala. La amígdala es una estructura subcortical en forma de almendra situada en el lóbulo temporal de nuestro cerebro. La amígdala es nuestro sistema de alarma primario ante posibles peligros del entorno, cualquier cosa que pueda amenazar nuestra supervivencia. Se trata de un órgano que está en alerta constante y que se vuelve hipervigilante cuando es estimulada.

En tiempos de nuestros antepasados primitivos, la amígdala representaba el sistema de alerta ante amenazas como ¡cuidado! un león nos ataca. Pero las cosas han cambiado desde entonces, cuando los animales salvajes podían acabar con una o varias vidas humanas. Muchos de los peligros que nos acechan en la actualidad son probabilísticos, por ejemplo, el riesgo de un ataque terrorista, de que nos atropelle un coche, de que el sistema capitalista se colapse etc. El problema es que nuestra amígdala no puede diferenciar un peligro del tipo «león atacando» de la probabilidad de que haya un ataque terrorista. Para la amígdala ambos peligros son «iguales» en el sentido de que se vuelve hipervigilante ante ambos.

Cuando los medios de comunicación nos bombardean con malas noticias la amígdala cree que vivimos en un estado de peligro constante, un estado problemático para nosotros, porque en realidad el mundo nunca ha estado «mejor» o más seguro, según demuestran las estadísticas.

Peter Diamandis, ofrece en su web evidencias de que el mundo no ha estado nunca mejor. Las evidencias se presentan en forma de gráficas que demuestran como la esperanza de vida aumenta, cómo el peligro de guerra disminuye, como la pobreza extrema dismunuye etc. De hecho, Abundance va de ofrecer evidencias de la investigación que se está realizando para conseguir proveer de alimentos nutritivos a toda la población mundial, conseguir agua potable para todo el mundo, educación para todos, fuentes de energías renovables para todos etc. Vaya de creer que el futuro es mejor de lo que pensamos.

 

 

¿Por qué no nos lo creemos?

Pues porque como hemos explicado el diseño del cerebro es pesimista. La amígdala nos avisa de peligros graves para nuestra supervivencia. En segundo lugar, los medios de comunicación dan prioridad a las noticias pesimistas, porque eso favorece sus intereses. En tercer lugar, los científicos han descubierto que nuestro cerebro no sólo piensa que «el agujero en el que estamos metidos es demasiado profundo como para salir de el» sino que también limita nuestro deseo de intentar salir del agujero.

Es por eso que algunos autores de desarrollo personal y «life hacking» intentan abordar el este problema al que se ha llamado «Infoxicación» y en el que las nuevas tecnologías como las Apps móviles y las redes sociales están muy implicadas. Tim Ferriss en su clásico «La semana laboral de 4 horas» propone seguir durante unas semanas una dieta baja en información, durante este periodo no se debe acceder a ninguna fuente de noticias (TV, periódicos, web, redes sociales, radio … ). Nosotros lo hemos probado y los efectos son altamente beneficiosos en muchos aspectos.

Así que la buena noticia es que sabemos como funciona nuestro cerebro y por qué los medios de comunicación publican noticias pesimistas.

Y por si eso no fuera poco, vamos a hablaros de otro libro que demuestra que la violencia ha disminuido en el mundo como nunca antes lo había hecho.

El declive de la violencia

El 2011 Steven Pinker publicó el libro Los ángeles que llevamos dentro: el declive de la violencia y sus implicaciones. te tete libro de más de mil páginas en su edición en tapa dura hace un estudio muy riguroso acerca del tema de la violencia humana a lo largo de la historia, y la conclusión que presenta es que la violencia en todas sus expresiones (guerras, homicidios, violencia hacia minorías, niños mujeres e incluso el maltrato de animales) disminuye de forma inexorable a medida que la historia avanza.

Este mensaje es contra intuitivo. Sin ir más lejos hemos crecido pensando que el siglo XX ha sido el más violento de la historia. Pero analizando la mortalidad provocada por guerras y atrocidades registradas por la historia desde el 500 AC (ver figura) la 2ª Guerra Mundial es queda en novena plaza. Desde la segunda guerra mundial estamos viviendo lo que se conoce como la «Larga Paz», donde los grandes superpoderes no se enfrentan entre ellos. En este enlace podéis ver decenas de gráficas donde Pinker muestra como los actos de violencia decrecen de forma continuada y significativa en todo el mundo. Durante los últimos años estamos viviendo una reducción drástica de todo tipo de actos de violencia, especialmente en los países desarrollados pero también en el resto del mundo.

Este declive de la violencia es estadístico y dado que no llega cero, seguimos siendo testigos de guerras, homicidios, abusos y discriminaciones. La alta disponibilidad de la información negativa, tal como hemos dicho, nos da una sensación de inseguridad y una valoración negativa respecto a la situación real.

Por ejemplo, el pasado verano hubo un ataque terrorista en la cuidad de Barcelona. Fue una tragedia y ha generado una sensación de inseguridad. Pero este verano el número de ahogados en las playas y piscinas en Catalunya es similar al número de victimas por terrorismo, y si bien hacia más de 15 años que no había atentados terroristas en Barcelona el ratio de ahogos es más o menos estable. Sin embargo, cuando la gente enumera sus miedos no piensan en accidentes de natación y sí que hablan de terrorismo. Y todos nosotros podemos tener más éxito en la prevención de un accidente en la playa o piscina, tomando medidas de seguridad, que previniendo un hipotético ataque terrorista aleatorio.

El libro de Pinker no solo se dedica a hacer un análisis estadístico del declive de la violencia sino que identifica una serie de tendencias en la humanidad (los Ángeles) que están detrás – según su análisis – del declive de la violencia. Os recomendamos que lo leáis.

Fuente de la imagen destacada: aquí.

¿Cómo afecta esta información negativa a la hora de escoger destino para las vacaciones?

Dicho todo lo anterior, a la hora de escoger un destino para pasar nuestra vacaciones debemos tener en cuenta que tendremos que buscar información nosotros mismos cuando nos interese viajar a determinados destinos, llamémosles polémicos. Y es más, tendremos que buscar información porque quizá podemos considerar un destino que habíamos descartado, por considerarlo peligroso o poco seguro, basándonos en información incompleta o sesgada.

Un ejemplo que ilustra la manera como los medios de comunicación producen que a veces tengamos una visión sesgada de algunos destinos es el caso de Irán. Nosotros viajamos a Irán en el años 2001. Mucha de la gente con la que hablábamos en Catalunya pensaba que estábamos locos por irnos de vacaciones a ese país. Pero la verdad es una vez allí encontramos un precioso país con gentes muy amables, que se paraban a clarlar si les dabas la ocasión. No tuvimos sensación de inseguridad en ningún momento. El viaje a Irán, que esperamos poder repetir algún día con nuestros hijos, es sin duda uno de los viajes más fascinantes que hemos hecho.